miércoles, 30 de agosto de 2017

Carta Ponencia para el Foro Educativo 2017

Bogotá, 30 de agosto de 2017
Hola, ¿Cómo estás? Con mucho cariño quiero saludarte y contarte cómo va el proyecto Correo a la libertad hoy, desde aquí, el Foro local de Kennedy que tiene ese título tan lindo que a nosotros nos interesa tanto: Educar para la paz, el reencuentro y la reconciliación. Eso es lo que intentamos. No sé si sabes algo de nuestro Correo… pues aprovecho para contarte algunas cosas; hace cuatro años en el colegio CODEMA creamos un intercambio de cartas y textos literarios entre un grupo de estudiantes y algunos internos de diferentes cárceles del país, desde esa época no hemos parado, empezó como parte de mi tesis de maestría, pero ha seguido creciendo mucho. Te diré que estamos contentos y llenos de expectativas. Hemos logrado cosas que no imaginábamos, imagínate tú, publicar ya dos libros, poder ver la felicidad de los autores que tienen la oportunidad de ser publicados, de hacer escuchar sus historias por todos estos chicos del colegio en los que intentamos formar una opinión consciente de la realidad, del país en el que viven y del que son parte. Y es también un placer enorme ver a esos chicos leyendo con tanta alegría y escuchar sus comentarios sobre el libro y sus reflexiones sobre las historias. Son historias de vida que despiertan su curiosidad, que los comprometen emocionalmente y que los obligan a reflexionar.  Yo creo que sí generamos nuevas visiones de mundo, por lo menos les damos nuevas perspectivas, ampliamos panoramas, ya no se quedan solo con la versión de los medios de comunicación y demás estamentos de poder que están más interesados en el beneficio económico propio que en la construcción de una sociedad pacífica donde sea posible la felicidad de todos.
También quiero contarte varias cosas que hemos hecho y que estamos haciendo: Bueno, seguimos reuniéndonos semanalmente e intercambiando cartas y textos literarios en las temporadas de taller en las cárceles. Contamos con Diego Raúl Rodríguez Ostios, coordinando en la cárcel de Guaduas y en las demás, con Camilo Igua, ¿te acuerdas? El muchacho que conocimos en el diplomado de Sistematización de experiencias en la Uniminuto, gracias a él, Correo se ha consolidado y crecido mucho. Pero sobre todo, contamos con un grupo de estudiantes cuya perseverancia y valoración por el proyecto lo mantienen en firme por encima de todas las circunstancias y problemas, algunos de ellos son estudiantes de ciclo 4 y 5 y otros más son egresados de las últimas cuatro promociones de la institución.
No ha sido fácil, te cuento que ha habido obstáculos de todo tipo, la escuela tradicional no está diseñada para este tipo de proyectos y es difícil ajustarse, los horarios, para empezar,  son un problema, después de que el esfuerzo de reunirnos a los descansos fue insuficiente, empezamos a reunirnos de 6:30 a 7:30 de la noche los jueves, ese día también se reúnen los de baloncesto con el profe Luis Córdoba y todos nos acompañamos; los padres de familia también se han comprometido con este ejercicio y han sido fundamentales para que las reuniones a esa hora puedan darse, vienen, nos traen onces, acompañan a los chicos a la salida, leen las cartas con los muchachos, son muy bonitos.  El horario de la noche también ha permitido que más exalumnos puedan acompañarnos con frecuencia en las reuniones lo cual enriquece mucho el taller. Pero no todo el mundo puede a esa hora, algunos estudiantes no se han unido porque ese horario no les sirve, además algunos se quejan de exceso de trabajo y que el tiempo no les da para asistir, Correo siempre ha funcionado sin notas ni ningún tipo de beneficio externo, pero también siempre había estado al margen, siento que ahora tiene un reconocimiento institucional, eso es bueno y malo, malo porque toca acomodarse a cosas que nos gustaría fueran de otra forma, pero bueno por muchas otras razones más importantes, y ya que es así me gustaría que ese reconocimiento sirviera para acercar a más chicos al proyecto, de pronto que otros profes nos acompañaran y se comprometieran con la convocatoria de los chicos y la valoración del trabajo que hacen aquí. No te imaginas lo bueno que es para los muchachos participar en un grupo donde se sienten plenamente escuchados, valorados, retados a abrir su mente y su corazón; Incluso han llegado chicos que no saben leer y escribir muy bien, y cuando nos damos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos, ya dominan la técnica y están de lleno en la tareas de crítica y reflexión. El grupo es superdiverso pero tienen en común el respeto por el otro y el deseo de escucharse y entenderse, ahí pasan cosas que jamás pasan en el salón de clase. Sin embargo, no siempre es tan fácil convencer de esto a los demás, y eso sin contar con todas las dificultades en la cárcel; pero, no me voy a detener en los problemas, es más bonito hablarte de los éxitos y sobre todo de nuestros sueños.
Este año decidimos en el evento de lanzamiento del segundo libro hacer actividades que nos permitieran convocar nuevos participantes, lo cual conseguimos con inmensa alegría. Tanto los estudiantes que se unieron al grupo como todos los chicos del colegio que leen con entusiasmo los libros publicados nos permiten reconocer que el camino por el cual transitamos hoy es un buen camino. Queremos los libros de Correo leídos por todos los estudiantes del colegio, un club de lectura y escritura más robusto en cuanto al número de estudiantes participantes, ¿te he contado que hay ya una acudiente en el proyecto? Imagínate, ella llegó un tanto preocupada averiguando en qué consistía el trabajo, ya que la niña le insistía e insistía en quería participar, pero en la familia consideraban peligrosa la comunicación con presos. Yo le expliqué de qué se trataba y la invité a una reunión, escuchó a los muchachos integrantes explicar por qué estaban en el grupo y qué significaba este Correo para ellos, y, ¿adivina qué? Se quedó con nosotros, y ahora llega tempranito a las reuniones; fue tan especial como la llegada de Tomás, el pequeño hermano Daniela, una de las integrantes del grupo, se quedó una tarde con su hermana porque no habían venido por él, y luego ya no quiso irse. Cuando convencemos a alguien que no teníamos ni de lejos en los cálculos esto se vuelve como mágico.
¿Qué si habrá un próximo libro? Claro, ahora mismo tenemos represados los textos de 2016 y van generándose los de 2017, hemos hecho intercambios con las cárceles de Justicia y paz de Chiquinquirá, la de Cómbita, la de Villavicencio, la Picota de Bogotá  y por supuesto la Esperanza de Guaduas. Mira te explico, el primer libro fue publicado con la financiación de INCITAR en 2015, en esas nos conocimos con Camilo, él ya era tallerista de los proyectos Libertad bajo palabra y Palabras justas que con el apoyo del Ministerio de Cultura viene desde hace varios años haciendo un trabajo muy importante de creación literaria en diferentes cárceles del país. Él está muy interesado en mover y hacer llegar esta idea a la mayor cantidad de gente posible. Gracias a su gestión participamos en un evento cultural callejero “El Festival Cinema Chapinero”, que a propósito, ganamos, allí generamos los contactos para ser invitados por dos emisoras universitarias para presentar nuestro proyecto en radio; también hemos participado en el Encuentro Nacional de Historia Oral y Memoria, hemos acompañado en las cárceles y en el colegio los eventos de presentación de los libros de Correo a la libertad y de Fugas de Tinta. Estamos buscando presentarnos a convocatorias que nos permitan ampliar nuestros talleres en las cárceles y tener los recursos para la publicación y búsqueda de otros medios de comunicación de las creaciones de estudiantes y prisioneros. El segundo libro que estrenamos hace poco fue publicado porque nos postulamos como uno de los proyectos de inversión para el presupuesto 2017 del colegio y lo obtuvimos, nos lo financiaron y el colegio quedó registrado como editor del libro; es muy bueno ver como el proyecto se fortalece dentro de la institución, y como otros maestros como la profesora Pilar Rojas lleva estos libros a sus clases y acerca a sus estudiantes a la literatura y a la realidad a través de un material creado en la misma institución, le agradezco mucho a ella y al profesor Mario Castañeda lo mucho que apoyan al proyecto y especialmente la labor que hacen de atraer estudiantes a que se enamoren de este cuento. También sé que hay maestros con cualidades e interés en la creación literaria, la profe Jackeline, el profe Luis, a quienes me gustaría invitar a que se unieran a la causa.

Bueno, por último te cuento una de las mejores noticias: Con Camilo, Diego desde la cárcel y otros amigos: Bibiana y Favian, dos profesores de la Universidad Javeriana, y Jaqueline, una maestra de educación artística del colegio distrital Ramón de Zubiría que se han unido a nuestra causa, hemos construido el Colectivo Leteo, que tiene como uno de sus principales objetivos fortalecer los procesos de Correo a la libertad, ampliando sus horizontes y buscando participar en convocatorias que generen nuevas fuentes de financiación para las publicaciones, para los talleres en las cárceles y para los demás eventos en los que con frecuencia participamos: Encuentros, foros, eventos culturales de toma de espacio público, conferencias en universidades, emisoras universitarias, etc. Todo esto nos motiva a pensar que aún quedan muchas cartas por ser escritas, muchos textos por ser compartidos, muchas voces por ser escuchadas, muchas historias por ser contadas y escuchadas por aquellos que podrán propagar una nueva visión de la realidad y con ella reales oportunidades de construcción de nuevos mundos posibles. Esta carta va muy larga ya, me gustaría a mí que no se terminara, pero quiero dejarle un poco de espacio en el papel a unas personas que he invitado para que te hablen un poco de cómo ven Correo y lo que ha significado para ellos navegar por este río de palabras y de cartas. Me despido con afecto y el deseo perenne de que sigamos en contacto. Un abrazo.                                                                                Yamile Carrillo

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